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Moluscos : “Un proceso muy habitual que no reviste gravedad”
Son un tipo de infección de la piel, vírica y auto-inoculable producidas por el virus “moluscus contagiosum”, que produce erupciones en forma de múltiples pápulas umbilicadas similares a una verruga. Es más frecuente en niños por varios motivos: la atopía, las actividades acuáticas y la inmadurez del sistema inmunológico, hace que se favorezca la diseminación y no la cura de estos.
La infección puede prolongarse durante años, siendo el tiempo medio de unos 18 meses aproximadamente, pero si las primeras lesiones son eliminadas de forma precoz, la duración del proceso se reduce enormemente Por regla general las pequeñas erupciones no molestan, pero, a veces pican, se inflaman o sangran por golpe o rascado del propio niño.
En la actualidad y en su gran mayoría, los profesionales aconsejan el curetaje, es decir, la eliminación del molusco mediante cureta, previa administración de anestesia tópica si es preciso; o el uso de “hidróxido de potasio” a las concentraciones
del 5-10%, consiguiendo con esto la desecación de la lesión mediante un proceso de irritación con formación de costra. También hay otras técnicas como la aplicación de “nitrógeno líquido”, aunque está en desuso (mala tolerancia y riesgo de secuelas). Si se opta por la resolución espontánea, hidratar muy bien la piel para reducir la diseminación y evitar las piscinas hasta que el proceso remita. Podemos recurrir también a la “Homeopatía”, terapia efectiva en mucho de los casos, inocua e inofensiva para la población a la que va dirigida.
La transmisión del virus suele producirse por contacto directo piel sobre piel o a través de objetos contaminados como toallas y juguetes, así como por la asistencia a piscinas donde estos virus son resistentes a los desinfectantes utilizados.